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"Más vale prevenir que curar" y cómo la práctica de Mindfulness te ayuda a prevenir

Cuando, el otro día, me vino este viejo refrán a la mente, pensé: ¡Anda, que buena frase para resumir uno de los principales beneficios de la práctica del Mindfulness! he de usarlo en mi próximo artículo...

Y aquí estoy, deseando compartir contigo el porqué esta antigua pero actualizada práctica, puede ser tu aliada para prevenir situaciones de dolor en tu vida, sea dolor físico o emocional.








Te cuento:

 Uno de los elementos principales de la práctica de Mindfulness es que te enseña a situarte en la posición de observador, de observador de qué, tal vez te preguntes... pues de observador de ti misma/o, de observador de tu vida, de tu experiencia. 

 Lo habitual es vivir desde la mente, es decir, no sentimos la vida, la pensamos, la "sabemos", vivimos un día tras otro como si fuera el día de la marmota, es decir, como una rutina continua donde dejamos poco a la sorpresa, a la apreciación de lo que es, de lo que tenemos, de junto a quién estamos.

 Y este vivir desde la rutina, nos lleva a vivir, muchas veces, una vida sin color, sin ilusión, sin esa sensación de descubrimiento continuo de nuestra niñez y juventud (¿lo recuerdas...?)

Este andar en automático dándolo casi todo por sentado ¿sabes cómo actúa...? pues actúa, a mi entender, como si lleváramos anteojeras ¡sí! eso que le ponen a los caballos para que no puedan acceder a la visión lateral. Es decir, experimentamos nuestra experiencia parcialmente, tanto la externa, lo que vemos, como la interna, lo que sentimos. Porque llega un momento en que vivimos tan automatizados que es casi como si sólo  viviéramos desde nuestra mente, sin ser apenas conscientes de la totalidad de la experiencia y sin tener apenas en cuenta nuestros sentires, nuestras emociones, la voz de nuestra intuición, los susurros, a veces gritos del alma, la belleza de lo que nos rodea, las necesidades de los que nos rodean, como nuestras conductas les afectan, como las suyas nos afectan a nosotras/os...

¡Y aquí es donde la práctica del Mindfulness, o de la Atención Plena acude a nuestro rescate!

¿ Y cómo es eso...?

Te lo cuento ahora.

Lo primero que te enseñarán y que te enseñaría yo, si eliges seguir alguna formación en Mindfulness, es a llevar la atención a tu respiración, de hecho, esta es la práctica básica de cualquier disciplina que incluya la consciencia del cuerpo, como es la meditación en general, el yoga, Tai-chi etc. Este simple acto ya contiene un poderoso y transformador efecto: retira el protagonismo del pensamiento automático. Y... ¿Qué es lo que sucede cuando retiramos el protagonismo del pensamiento automático...? Pues que entramos en un estado de tranquilidad que, muchas/os de nosotras/os, por lo que me dice mi experiencia dando cursos, rara vez habita.

¡Te invito a que lo compruebes tu misma/o! Lleva tu atención a tu respiración, en este mismo momento:

- Nota como el aire entra y sale por tu nariz...

-Nota su textura...

- Nota su temperatura...

-Nota el movimiento de tus pulmones...

- Nota como parte de tu cuerpo se expande y se contrae...

- Simplemente observa sin analizar ni juzgar lo que sucede...

- Que si respiro bien, que si respiro mal...

- Permite que tu respiración sea tal cual es, sin intentar modificarla pero, a la vez, permitiendo que se modifique por ella misma...

- Mantente al menos un minuto en esta observación atenta... y... dime:

- ¿Cómo te has sentido?

(Te invito a compartir tu experiencia conmigo en los comentarios :) )


¿Has sentido que tu pensamiento compulsivo cesaba algo en su actividad...?

¿Has notado, aunque sea sólo un poquito, como un estado de calma, de tranquilidad o de relajación te empezaba a invadir...?

Si es así: ¡Te doy la bienvenida al primero de los múltiples beneficios de esta práctica!

Y te sigo contando qué nos ayuda a prevenir y cómo lo hace, lo haré brevemente porque sino este artículo se convertiría en un libro ¡tantos son los beneficios!

  • La respiración consciente activa en nuestro organismo el sistema nervioso parasimpático, que es el responsable de los estados de calma.
  • Nos previene de vivir en estrés continuo.
  • La respiración consciente hace que el aporte de oxígeno a nuestras células sea mayor, disminuye nuestra presión arterial, ralentiza el ritmo cardiaco, relaja la tensión muscular...

Todo lo explicado ayuda a esa prevención a la que se refiere el refrán, y es que, no sólo ganamos en salud física, sino que, el ser más conscientes de nuestro mundo interior y del exterior, nos otorga ventaja en cuanto a la gestión de nuestros estados emocionales, con la práctica y la experiencia cada vez más "lo ves venir", y ese verlo venir nos ofrece un margen extra en el cual podemos pasar de nuestra habitual reacción automática a una respuesta consciente y, por tanto, más respetuosa contigo mismo/a y con "el otro"...

Aprende más sobre los beneficios de la respiración consciente y sobre cómo realizarla en este dossier gratuito y no dudes en informarte de mi curso de Iniciación al Mindfulness: Conecta con tu C-ALMA!


Te deseo lo mejor 💕


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