La
Práctica de la Atención Plena o Mindfulness nos proporciona una inmensa
variedad de ejercicios para reducir los nervios y el índice de
tensión o estrés en casa. De hecho, cualquier situación diaria es
susceptible de convertirse en una práctica de Atención Plena,
puesto que se trata de poner conciencia en aquello que nos ocupa.
Si
dejamos de vivir las situaciones cotidianas como “un medio para
un fin” y empezamos a experimentarlas como “un fin por sí
mismas” os aseguro que uno de los primeros resultados que
obtenemos será más calma y tranquilidad estéis donde estéis.
Pero
bueno, este artículo trata de cómo conseguir más calma en casa, y
qué mejor que empezar por la hora de la comida, o de la cena, cuando
toda o la mayoría de la familia está reunida, al menos el fin de
semana! :)
Esta
práctica consiste en centrarse en las conversaciones que se vayan
desarrollando durante el tiempo que compartimos en las comidas.
Nos
centraremos sólo en dos aspectos:
1-
Escuchar al que habla hasta que acabe, es decir, sin interrumpir, sin
lenguaje corporal tipo “ya sé de lo que hablas” o “ya tengo la
respuesta, no hace falta que sigas hablando” ;)
Con
escucha consciente, con nuestra atención en el Aquí y en
el Ahora de esta persona. Ofreciendo nuestra atención y nuestro
tiempo sin medida.
(se
puede poner un tope también para aquellos que no callarían nunca,
por ejemplo, un minuto o dos por ronda :))
2-
Ser conscientes, mientras escuchamos, de los pensamientos que
generamos acerca del que habla y de lo que explica. Cómo adelantamos
nuestras respuestas mentalmente, como dejamos de escuchar a los pocos
segundos etc. Tomar conciencia de la tendencia continua de la mente a
juzgar aquello que vemos, oímos o sentimos.
Si
tenéis hijos pequeños o diagnosticados de Tdah podéis
mejorar esta práctica poniendo una corona de juguete, tipo disfraz,
al que “le toque” hablar, automáticamente se convierte en el
“Rey o Reina de la conversación” y no se le puede interrumpir
bajo ningún concepto! :)
Sé
que las personas con Impulsividad tendemos a interrumpir en
las conversaciones, no sólo porque nos cuesta más contener nuestros
impulsos, sino por temor a que si no decimos al momento lo que nos
pasa por la cabeza se nos vaya a olvidar.
Pero
esto, como todo, se puede incluir también en una práctica de
Atención Plena. Con aceptación, sin juicio, no pasa nada si
olvidamos lo que íbamos a decir, estamos aprendiendo a escuchar con
conciencia! Y esto incluye respetar el tiempo del que habla.
Espero
que esta práctica os sea de utilidad y mejore la calidad de vuestro
tiempo en familia a la hora de las comidas. A medida que os
familiaricéis con la escucha atenta podéis ir aplicándola a
cualquier situación en el día, de hecho, si hacemos de la escucha
consciente nuestra forma de escuchar, resolveremos muchos
problemas de comunicación familiar.
Recibid
un abrazo consciente y hasta el próximo artículo! :)
Comentarios
Publicar un comentario